jueves, 29 de septiembre de 2011

Huesos

Estoy pensando en huesos.
con constancia y locura pienso
en esos esqueletos,
en esos blancos huesos sanos
repletos de olvido.
Oh! llenan la habitación
de recuerdos que
he decidido borrar
los huesos son buenos,
nos brindan igualdad.
Cuando se quita la terrible piel
que nos oculta el ser
se deja al descubierto que nadie
es lo que es.
Todos somos esqueletos,
huesos que serán olvidados
que serán arrojados, enterrados.
la discriminación entonces
carece de todo sentido.
Qué diferencia tenemos,
si nuestro destino es el mismo.
La igualdad se encuentra en la partida
la igualdad se encuentra en la llegada
pero no se encuentra en el camino.
Hablemos de esto en otro momento,
Cuando nuestros nombres ya no escuchemos.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Carta de Mariano

"Todo el mundo se plantea que es lo que realmente uno quiere. Pero para mí (y ojo, que no soy ningún intelectual, ni un pensador, y, mucho menos, alguien que esté en condiciones decirle a otra persona que hacer y como pensar, aunque de todas maneras tenga el defecto de hacerlo) lo que realmente se deberían plantear las personas es porque quieren lo que quieren.
Ah, Jeanie, ¿por qué te quiero conmigo?, ¿será porque no te puedo tener mas que aquí, en mi pensamiento, o dentro de estas letras y palabras que como códigos sirven para que mis sentimientos se transformen realmente en vos? Porque sí, porque estas letras se transforman en vos, claro, siempre de una manera en que yo solo lo puedo entender. Llegar a mí casa y encontrarme con lo que escribí es una manera (si, una triste manera de todas maneras) de que estés aquí, conmigo.
No quiero pensar que te quiero porque no te tengo, como piensan algunos. Eso significaría que si te tuviera no sentiría lo que siento ahora por vos. Bueno, eso es una estupidez. Te aseguro Jeanie, que si estuvieras conmigo serías la mujer mas amada. Y no, no lo sé aún. No se porque te amo. No se porque renunció a mi libertad todo los días (¡todos los días!) por vos. Y a cambio de nada, porque yo no te pido nada. No lo pido porque no me lo darías. Pero ahora cambie. Ahora te lo estoy pidiendo. Me di cuenta que necesito que me ames. 
Me siento tan débil rogando. Toda mi vida busque la autonomía. Tal vez el amor va mas allá de eso. Mas allá de las pequeñas filosofías que yo pueda poseer. Toda mi vida estudié filosofía o, al menos, siempre intente que mis actos y pensamientos partieran desde la base (y la exigencia) de la filosofía, que es el razonamiento. Pero con vos no puedo. No puedo razonar. No puedo razonarte. Debe ser porque el amor es irracional, siempre es así. Eso me duele, Jeanie. Toda mi vida se baso en el razonamiento y venís vos (con todo lo que desprendes: tu mirada, tus labios, tus ojos, tu aroma, tu pensamiento, tu trascendencia en todo) y me destruis, escucha bien ¡me destruis! Me dejas aniquilado, solo, con dudas, sin una sola certeza, sin nada palpable, salvo el seguro sentimiento que tengo hacía vos, que es hermoso, pero no deleitable, no mientras vos estés del otro lado. Cuando solo estas metafísicamente en mí, no puedo deleitar el amor. En esos momentos tengo que sobrevivir al amor, luchar contra el, saberlo manejar para que no me deje con un arma en la mano. Y pensé en eso. Pero no es tu culpa, no te sientas mal, ¿que podrías hacer vos? ¿estar conmigo por lástima? ¡prefiero morir antes que esa humillación! Y, créeme, eso no haría bien ni a mi, ni a vos.
Bueno, no se que mas podría decirte. Se que ahora estoy decidido a destruir o cambiar todo lo que me impidan , mis debilidades (no vos, las otras)  estar con vos. No seré nunca mas el tonto que no sabe que hacer. Voy a estar con vos, eso lo sé pero... ¿cuando será?."

domingo, 18 de septiembre de 2011

Resistencia

Buscaría un hermoso poema para ti,
que pudiera expresar lo que siente
una  persona que intenta crear una
resistencia ante todo el sufrimiento,
de vivir dentro de la mediocridad,
dentro de la (aunque frágil) seguridad
que siempre nos ofrece burlándose
la cotidianidad, de vivir (¡y de yacer!)
dentro de un espacio y un tiempo.

Pero las palabras no pueden expresar,
(yo lo sé porque lo he intentado)
sentimientos tan profundos en un relato
que contenga una sucesión de signos
que ya estén preestablecidos.
el amor no conoce estructuras, ni rimas
ni poesía, ni musicalidad, ni narrativa,
ni nada que permita marcar límites

El amor y la libertad no los poseen,
No los pueden poseer en totalidad
Un texto solo sería una parcialidad
de  estos sentimientos que solo cuando
ya no están, cuando dejan fría
a la pasión que los alentaba a que vivan,
solo en ese momento dejan que se escriba
el poema que logre definir su sustancia escondida.

Pero igual en mi obstinación
aún busco encontrar solución
para expresar verdaderamente
lo que sería la resistencia a la rutina
¿qué es lo que le da sentido a los días?
lo normal, lo predecible, lo seguro, eso no es
la sorpresa, a mi entender, puede ser
eso que nos aliente a seguir esperanzados
aún cuando sabemos que todo ha terminado.

Entonces nos creamos problemas
para poder salir de ellos,
nos liberamos de todo solo
para poder volver a comprometernos
a eso, a nuestra libertad, 
que es jugo de la vida.
a la inmovilidad de la seguridad sagrada
¡tan sagrada que no la necesito en mi vida!

Y si esta formidable manera de resistir
(ante la incalculable perplejidad,
que nos ofrece este universo repleto
de dudas, de misterios, de miedos)
te incluye a ti, como salvación,
como refugio y como escape,
como pérdida y como derrame,
como mi falta de sana libertad
como calor, intimidad, y ferocidad
se debe a que estás fuera del alcance
de las certezas de mis fríos días,
de la odiada inmovilidad de mi vida,
porque sos una ausencia y una compañía,
sos mi resistencia y obstinación
lo sos porque yo se
que algún día te voy a perder.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Sería un buen proyecto escribir un diario sobre los acontecimientos que nos suceden durante el día: las cosas que vemos, que escuchamos, que sentimos. Escribir sobre lo que sentimos espontáneamente, solo en ese momento, y sobre todo lo que estas cosas producen en nosotros. Los sentimientos como el amor, los celos, la envidia, el odio, el orgullo no necesitan ser escritos en un diario, porque son constantes, obviamente no son permanentes ni eternos, pero, sin embargo, su duración nunca es corta y casi siempre se hacen recordar muy bien. Ya que, aunque solo sea por un segundo, estos sentimientos son eternos. Como cuando un enamorado dice: “te voy a amar por siempre”, se sabe que seguramente no lo va a hacer, pero por ese segundo, por ese instante, esa persona si va a amar por siempre, porque quiere eso, quiere amar (a la persona amada) por siempre.  
Además escribir sobre esos sentimientos sería convertir el diario en un diario de niña, o de algunos adolescentes.
No, no queremos eso para nuestro diario. Nuestro diario debe hablar de otros hechos. Voy a dar un ejemplo:
 Hoy salí a comprar algunas cosas. Mientras caminaba por la vereda, vi, en la vereda opuesta a la que caminaba, dos luces encendidas. Dos luces encendidas separadas por el portón negro de una casa. Eran dos faroles. Aunque las luces estaban encendidas aún era de día. En el cielo de la tarde se podía ver un celeste pálido, y en el horizonte, el celeste se teñía de rosa hasta cortarse por el verde de unos árboles. La combinación de esas dos luces encendidas, encerradas en esos faroles, separadas por ese portón, en medio de esa tarde color celeste y rosa, que se cortaba por el verde de los árboles, creaba en mí una sensación de bienestar, o al menos, de relajamiento. No es que yo sea un desdichado infeliz que ya no tiene cosas por las cuales alegrarse, y se conmueva por cualquier estupidez, pero ese paisaje (y lo importante es esto) en medio de una tarde cualquiera era simplemente hermoso, pues, ¿cuántas veces en mi vida pase frente a ese paisaje y no le presté atención?
Esto significa que algo en mi estaba cambiando. Ya que si no fuera así, si yo sería el mismo, hubiera pasado sin ver nada, como lo hago siempre, apurado y pensando. Pero no fue así.