domingo, 23 de enero de 2011

La Biblioteca (Primera parte)

Ernesto Álvarez era un joven intelectual, quizás hasta un erudito, con solo 17 años asistía por pura convicción, para explotar sus habilidades en el debate, a cátedras de literatura y filosofía, en la universidad de Córdoba, ciudad donde el vivía.
Su padre era director de una extensa biblioteca de la ciudad, debido a esto Ernesto paso la mayoría de su infancia y juventud en la biblioteca. No tenia muchos amigos de niño,  era un niño con grandes dificultades para socializar a causa de no encontrar puntos de contacto y de interés con otros niños. El a los trece años ya había leído libros legendarios como: “la divina comedia”, “don quijote de la mancha”, “en el camino”, “la odisea”, “crimen y castigo”, entre tantos otros.
Luego, al entrar en la adolescencia, comenzó a interesarse por la política, la economía, la psicología,  y la pintura (esta ultima lo frustraba porque luego de crear un par de cuadros decidió autodefinirse inútil en la materia).
Su padre (que siempre fue el “explotador” de las capacidades de Ernesto) fue asesinado misteriosamente cuando Ernesto tenia 15 años, esto fue un duro golpe para el, ya que su madre había muerto al darle a luz, y no tenia otros familiares.
Dado estos datos, empezare mi relato desde ahora, los hechos que voy a relatar fueron, seguramente, los mas significativos en la vida de Ernesto.
Comenzaba otro día, en el mes de junio de 1983. El despertador logro levantar a Ernesto a las 6:30 de la mañana. Desayuno rápidamente, leyó un artículo del diario y partió hacia su trabajo. Trabajaba en un club privado, un lugar para reuniones y distracciones donde la mayor burguesía del país se encontraba, el lugar poseía canchas de tenis, de fútbol, campos de golf, restaurantes, habitaciones de hotel, spa, una biblioteca, etc. Ernesto se encargaba de la dirección en la biblioteca de este club, era (según decían en el club) el mejor director que tuvo esa biblioteca. El no le daba importancia a esas opiniones, pues sabia que muy pocos socios del club eran los que entraban a la biblioteca y leían, pero comentarios como ese siempre lograban sacarle una sonrisa.
Ernesto aborrecía a todos los miembros del club, desde los 16 años que escuchaba sus conversaciones, sus opiniones, sus cometarios, sus ideologías, esto fue suficiente para darle seguridad que eran las personas con más poder, pero a la vez; las más incultas, cerradas, insensibles, racistas y egoístas. Por eso cuando llegaban a la biblioteca y le consultaban por alguna duda el les contestaba con frialdad y, para burlarse de su ignorancia, con sarcasmo e ironía (Ernesto se burlaba de ellos tan bien, tan inteligentemente, tan finamente, que los socios del club no captaban los sutiles insultos, y continuaban siendo seducidos por su inteligencia).
Esa misma tarde Ernesto estaba buscando un libro de medicina antigua para un importante medico socio del club, cuando encontró en uno de los viejos estantes un registro con todos los directores anteriores a el. Por pura curiosidad de intelectual se puso a revisar el registro, donde se llevo una gran sorpresa. Alberto Álvarez, su padre, había trabajado allí tan solo una semana. En el periodo de abril de 1980, la misma semana en que sufrió su asesinato. Después de esto Ernesto decidió que tenia que investigar, lo que descubrió no era casualidad, el no creía en la casualidad, sabia que el asesinato de su padre tenia mucho que ver con el club, solo que tenia que averiguar, nada mas averiguar, pero... ¿como encontrar un interrogante que ignoro toda su vida?.
Paso los días siguientes en un estado paranoico, escuchando todas las conversaciones de los pasillos y los salones, anotando nombres, espiando reuniones, leyendo registros.

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