sábado, 6 de octubre de 2012

Sobre algas y demás amores.

Tu boca deshiela los ríos de mis manos
Mientras la ciruelas y la cerezas maduran 
En mi lengua de verano.
Y se agita la curva de tu vientre pálido.
Y lo blanco de la nieve ya no parece 
Solo blanco.
Y los soles de tus sienes enrojecen 
Y simulan ser las frutas de un manzano.
(En el bosque que abarca tu frente sobre
Mis labios).
Y los mundos de tus ojos que son cubiertos
Por las órbitas semicirculares de tus
Parpados
Aproximan a mi lado las cortezas,
Las algas de tus brazos.
(Que se pegan y despegan
Sobre mi piel de arena).
Mientras lo oscuro de tu pelo
Enreda mis pensamientos y mis miedos
Y los transforma en este canto.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Escribir como se escribe.

Escribir como se escribe.
Escribir como se piensa, como se llora
como se reza.
Escribir como un niño que juega,
que imagina el castillo y las fieras,
que rescata a la pequeña princesa.
Escribir como el artista que pinta
su cuadro de negro, de azul
y de lila.
Escribir como el río que fluye,
hecho de agua o de tiempo.
Hecho de vida, de muerte,
de cielos e infiernos.
Escribir como la madre primeriza
que amamanta con seno y sonrisa.
Escribir como se desnuda a una mujer,
mientras se besa su cuerpo de miel.
Escribir como se lee a quien escribe mejor
quien comparte conmigo su mejor don.
Escribir como el padre que piensa
que el sudor de su frente pagará su simpleza.
Escribir como las montañas divinas
que visitan los días de nuestra agonía.
Escribir como la fresa, como la boca
como la lengua.
Escribir como el viento cuando peina
el cabello de las mujeres mas bellas.
Escribir como vivo, como amo, como pienso
como existo.






miércoles, 5 de septiembre de 2012

Poema II


Finalmente sucedió.
El tiempo luego de la espera
Trajo consigo la dorada flecha
Que borra heridas y tristezas.

Ni el rayo de azul eléctrico
Hubiera podido dar tanto brillo
Como dio la de tu tibia imagen
Que pinta ahora mí destino.

El gris de los asfaltos alienantes
Fue cambiado por la rosa bella
Que perfuma ahora las cabezas
De aquellos poetas y amantes.

Puedo escribir el libro violeta
Que soñé escribir con la certeza
De que un amor sería la llave
Para lograr una literatura inefable.

¿Y cuántos mundos puede encerrar
Tu mirada que no se cansa de buscarme?
¿Cuánto cielo puede caber
Sobre la superficie de tu labio al besarme?

Yo no tengo respuestas de esta tierra,
Ni creo en el paraíso de la Eva.
Pero creo en la mujer como meta,
Como fin, como logro, como empresa

Ni la filosofía ni la lógica
Logra darme las armas,
Para entender este desierto
Donde ahora sos mi agua
Mi Beatriz, mi Helena, mi Julieta.
Mi Maga.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Poema.


Yo no persigo la soberbia
Ilusión del alquimista
Que estudia las intrincadas
técnicas de la hechicería y geología
(Ocultada en los libros sagrados
Que nos han sido negados)
Para transformar y alterar
El pálido metal lunar
-Y así convertirlo-
En lo amarillo del rayo solar.

No persigo el pobre sueño del mortal.
(de todo cuerpo animal)
De querer nunca dejar de respirar.
De querer nunca dejar de mirar.
De querer nunca dejar de pensar.
¿Vale la pena que las puertas
De las percepciones nuestras
Permanezcan eternamente abiertas?

No persigo el cálido beso de Helena,
Que abraza la desdicha y la quema,
Que despierta la pasión pasajera
De  los hombres-llamas-hogueras,
Que ya en grises cenizas enfrentan
El destino infeliz de toda ilusoria pareja.

Yo solo quiero declamar esto
Que a mi alma desborda incesante,
inconstante, creciente, desafiante,
Para que al fin la rima perfecta
(Idea fundida en mis letras)
Pueda a los ojos contarle  
(Del sin-nombre lector que lea esta tarde)
La meta impuesta en estos fríos pasajes:
Mostrar el alma y el arte de cualquier alguien.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Pensamientos de la nocturnidad.

-La obra de un filósofo debe estar organizada de tal manera que la totalidad de su pensamiento simule la forma de una obra de arte.

-Que existan en este mundo personas ya condenadas antes de nacer. Eso es una tragedia.

-Sufrir una tristeza no es una deshonra. Hacer que perduren por creer la desdicha una virtud, si lo es.

-¿Quien mejor para salvarle la vida a un hombre que una mujer?.

-La psicología no es más que la búsqueda de los justificantes de todos nuestros miedos.

-La inteligencia no tiene nada que ver con la bondad. La inteligencia es la capacidad de diferenciar las relaciones entre una cosa y la otra. La bondad, es no ver diferencia alguna.

-Si querer no basta para poder, como dicen, al menos es el único paso que podemos dar sin la necesidad de un dios o del azar.

-No hay infinito más grand que el de la propia conciencia. No, ni el universo lo es.



lunes, 6 de agosto de 2012

Muerto o vivo.

Ayer papá dijo: "Vos sos un muerto en vida". En ese instante, el filtro que construí para no escuchar insultos dirigidos hacia mí no captó más que un tono de voz elevado y burlón, y me callé; decidí que la conversación había llegado demasiado lejos y que lo mejor era dejar todo en ese punto. Luego, más tarde, la frase volvió a mí, pero esta vez pude analizar su contenido. ¿Que significaba que mi papá me dijera "vos sos un muerto en vida"? La conclusión que más dolió fue la siguiente: Todos mis ídolos están muertos.
Es triste saber que la gente que uno admira ya no existe y que, por lo general, murieron hace ya varios años. No solo personas: los valores que yo quiero mantener también se han extinguido. Esto me hace pensar: ¿A donde voy a llegar siendo como soy? ¿Tendré un lugar donde moverme dentro de una sociedad donde la esencia de lo que amo esta cada día más dilatada? 
No sé cuál será la respuesta. Por el momento me consuela pensar que si la "gente viva" es la gente que mira Tinelli, es la gente que sacrifica su espíritu para elevar lo material, la "cosidad", bueno, entonces yo prefiero ser un muerto.

domingo, 29 de julio de 2012

Sobre el origen de las estrellas.


En la literatura clásica del imperio de Samoria es recurrente encontrarse con menciones detalladas- escritas en verso- sobre la causa de la existencia de las estrellas.
Todos los investigadores de las culturas antiguas saben que los dioses, antes de la concepción cristiana, eran seres que actuaban más bien incompetentemente. Dioses incapaces de realizar a la perfección sus labores divinas parece ser una explicación harto razonable para entender este caos que algunos gustan de llamar universo. No hay que agotar argumentos incoherentes para defender tragedias originadas por un “Dios Justo” y tampoco hay que imaginar a un Dios diabólico que goza con las tristezas de sus hijos. Para la religión samoriana Dios era un ser con buenas intenciones, pero totalmente falible.
Cuentan los versos del poeta Kjerd que el enamoramiento es un error matemático-divino. Según parece lo que el creador absoluto quería alcanzar era un enamoramiento perpetuo y total, que abarque todas las dimensiones de cantidad, tiempo y espacio. Dicho de otra manera, si todo hubiese salido como se esperaba, cualquier ser humano estaría enamorado de todos los demás. Así se viviría en un mundo donde cada uno de nosotros tendría la mirada de Dios, donde no se pudiera lastimar a nadie, donde se daría todo y se recibiría todo.
Algo falló, como siempre. La creación mejor de dios (el amor) solo puede sentirse hacia una sola persona a la vez. Esto dificulta muchísimo la vida del enamorado. En este estado pueden desaparecer cualquier persona de nuestro alrededor y no lo notaríamos, y también podemos correr la desventura, como es habitual, de amar a alguien que no nos ama.
Dios, al notar esto, agobiado de vergüenza, supo que amar a alguien y recibir a cambio de eso desdicha podía ser solo un error de él y que cualquier ser humano lo notaría.
Viendo esto la divinidad decidió ocultar las razones. Decidió que las mujeres u hombres incapaces de amar a una persona que los ama no mencionan las razones de su rechazo. Así podemos escuchar cuando nos dejan frases como “No soy vos, soy yo”, “Quiero estar un tiempo solo/a”, “Yo no entiendo nada de esto”, y otras tantas más.
El lugar elegido para ocultar las razones no fue un lugar inalcanzable a las percepciones. Es más, es un lugar a la vista de todos, de cada hombre o mujer de este planeta: El cielo.
Cada estrella que uno ve en el firmamento oscuro de la noche es una razón que no se le brindó a un enamorado abandonado. Cada estrella es la razón por la que alguien no está con nosotros.
Yo creo que así está bien. Yo creo que es mejor no saber algunas cosas. Los samorianos  sabían esto, por eso cuando alguien los abandonaba o rechazaba miraban las estrellas, buscando allí, en el cielo, un consuelo para la desdicha.

jueves, 26 de julio de 2012

Y pienso en cada noche que pasaste con él
Riéndote de mí y pensando en no volver
Jugando y besando toda su piel
Y me digo "Jamás, nunca volveré,
ahora cuando veas su rostro
veras la causa de que yo no esté.



miércoles, 25 de julio de 2012

Y sin embargo, ese otro río, el tiempo.


El tiempo transforma todo. Infecta, desinfecta, agrega, desagrega, construye, desconstruye, rompe, arma, enferma, cura, acerca, aleja. Tantas cosas nos han sido dadas o quitadas gracias al tiempo. No somos más que un río, dijo Heráclito. ¿Cómo es posible que en este río que es el tiempo yo no sea a la vez otro río? ¿Cómo es posible que yo no sea ese río, el que significa ser circunstancia, deseo, alteración, cambio? No somos un nombre, somos un instante, una acción y una reacción. La memoria es solo un mito que nos permite construir una identidad. Pero yo no soy el de ayer, repito vanamente en la madrugada de un día que es a la vez un día que nunca fue y que nunca más será. Como yo, que ahora soy el que nunca fue y el que nunca más será. ¡Oh, si tan solo pudiésemos permanecer como estábamos! ¡Si tan solo el amor pudiera vencer al tiempo y demostrarnos que nada que realmente importe cambia, que el tiempo solo cambia las máscaras, pero aquella sustancia, esa que sólo nosotros conocemos, permanece intacta! Que venza el amor a las irrefutables alteraciones que el tiempo hace en nosotros y el mundo, solo así seremos eternos.

sábado, 30 de junio de 2012

La muerte de Jeanie (o el fin).


Jeanie murió. No puedo saber la fecha exacta en la que sucedió, desde hace ya algún tiempo habíamos dejado de mantener contacto. Su muerte, para mí, puede ubicarse temporalmente meses atrás, antes de su desaparición física. La muerte de Jeanie, de la cual yo me enamore, de Jeanie-para-mí, precedía (y acaso anunciaba) la muerte de Jeanie-para-todos, de Jeanie-para-el-mundo.
Tampoco pude conocer las causas de esta tragedia. Nadie me advirtió de su muerte, nadie me lo dijo, nadie me lo quiso decir. Simplemente salí un día como cualquier otro y caminé hacia el centro, para buscarla, para poder ver su silueta femenina absolutamente inconfundible entre tantas otras mujeres y no la encontré, y no la encontraré jamás. 
No me duele. Ya no importa. Nuestro amor, que supo contener características de lo eterno, murió mucho antes que ella. Las personas generalmente confunden la eternidad con la duración (para más información leer a Bergson, Jeanie no sabe quién es Bergson, jamás lo sabrá). Creen que el ser (como sustancia) que es eterno, un amor eterno, debe ser eterno por nunca cesar en su duración, por nunca dejar de durar. Discrepo en ese punto. Pensar de esa manera es absurdo. La eternidad es un instante, no tiene duración en el mundo exterior, sino en nosotros. Puede ser una mirada, un beso, una caricia, un golpe, un dolor, una plenitud. Un instante que se detuvo en nuestra consciencia y que, aunque la esencia, o sea el ser que produjo ese instante, ya no este, ese instante permanezca en nosotros, ya en la memoria, ya en el espíritu, ya constituyéndonos y condenándonos a ser lo que somos. Esa es la razón por la cual el enamorado contrariado cree que su dolor es eterno. Lo es, porque mientras el recuerdo de la persona amada dure en su consciencia, jamás podrá librarse de él, ni de su inmenso dolor. Si la esencia de un amor se va (si se va la persona amada) el amor se convierte en otra cosa, en algo que aún hoy escapa al lenguaje, que apenas si la palabra “ausencia” puede describirlo; pero no, no alcanza, porque la ausencia es algo que no está, y la mujer amada está para el enamorado en todo lugar y en todo momento; nada libera al enamorado de esa presencia ausente, de esa molesta forma de estar como apenas un esbozo de lo que ya no es ni va a ser jamás. 
El amor sigue, cambia el signo representante de ese amor, o sea, la persona.
Ya no es Jeanie, pero será otra, inevitable e indudablemente será otra, debe ser otra. Y cuando lo sea creeré que esa persona es la única, que jamás amé ni amare a alguien más que ella. ¿Qué importa? Las pieles, los ojos, el espíritu de la persona que amamos son siempre los mismos, aunque pertenezcan a otra persona. Ya comienzan a ser otros ojos los que amo, ya hay otra persona que quiere ocupar un lugar. Y su boca, que al tocarla, me dice "Vos sabes que necesitas un tiempo, yo se lo que es el dolor". Ella está y quiere estar y va a estar. Quizás la amaré y ya Jeanie no será más que un recuerdo triste, apenas percibido en días de lluvia, apenas visto cuando alguien me prometa amor. Ya Jeanie no será más que un signo de que nada dura, de que jamás voy a poder amar sin presentir (Discepolo, Jeanie no lo conoce). Ya Jeanie no será más que una figura más en la colección de traidoras, de mujeres que nunca estuvieron satisfechas y que nunca lo estarán, porque están buscando algo fuera de categoría. Ella buscó en mí, y buscará en otros hombres de seguro, algo que ninguno le podrá dar, algo que yo no le pude dar, porque no pertenece al amor.
Jeanie murió. Ahora camina de la mano de otro hombre, se acuesta con él, renace, vuelve a ser cada día un poco más, pero luego menos, porque todo amor (toda vida) no es más que el intento fallido de algo que quiere crecer, crece y se autodestruye; porque todo amor (toda vida) lleva en sí mismo el mismo germen que lo destruirá. Pero no importa, porque yo se que Jeanie ya murió.

lunes, 18 de junio de 2012

Escena 18. Diálogo (Fragmento de un guión en desarrollo)


Ya desvelados y parcialmente sobrios, sin encender la luz, Mariano y Lucía comenzaron un diálogo que duró apenas unos minutos, o tal vez no duró nada, tal vez el tiempo no alcanzó a medirlo, tal vez solo lo imaginaron.

Mariano:(luego de exhalar el humo del cigarrillo)
 Debe haber algo más que todo esto.

Lucía: ¿Más que qué?

Mariano:
 (enderezándose en la cama) Más que esto, más que esta vida. Más que esta red de actos cotidianos cada uno clasificado y guardado con mucho orden; lo que llaman rutina, cada una con su autor, sus fechas y su fundamento: la inercia de la suerte, la causalidad.


Lucía: ¿Vos te referís a lo de "las rosas se marchitan, los amores mueren, los niños crecen" etc.?

Mariano: Si, eso. Quién sabe si esta cara, hermosa, que veo que llevas puesta hoy es la que verdaderamente tenes. Nuestras percepciones son extremadamente escasas y solo conocemos lo que ellas nos permiten conocer. Es algo muy débil como para confiarle toda la idea de la realidad.
En fin, quien es capaz de saber si yo soy Mariano y vos Lucía. Tal vez no seamos más que viejos símbolos que existieron siempre: Ulises y Penélope, Dante y Beatriz, Quijote y Dulcinea, Horacio y La Maga. Somos representantes de una obra que acaso es la única obra escrita, la del amor. ¿Entendes lo que quiero decir?

Lucía: Entiendo...  (Con gesto pensativo) Es la idea de que todos los amores son un mismo amor. Toda mujer es una sola mujer-esa mujer-, todo hombre es solo un hombre-ese hombre-. Aunque te equivocaste en algo: Beatriz era símbolo de Fe, no de amor.

Mariano: Si, pero acaso el amor y la fe son las mismas cosas.

Lucía besa a Mariano.

Mariano: (sonriéndose) Sin embargo, por más escasas que sean nuestras percepciones, dejan entrever en una grieta algún tipo de intuición. Una intuición que me da esperanza.

Lucía: ¿A qué te referís? ¿Qué ilusión?

Mariano: Quién sabe, Lucía. Que quizás la muerte es otra cosa que el cese completo de la vida. Dejando de lado las interminables e estúpidas cuestiones religiosas, puede suponerse (o puedo suponer yo al menos) que quizá la vida nunca termina, quizá la muerte sólo nos transforma en algo más grande, en algo que nuestros órganos sensoriales y nuestra percepción no alcanza a percibir

Luego Mariano y Lucía se amaron hasta que las primeras luces del alba iluminaron la habitación.

sábado, 9 de junio de 2012

ÚLTIMA PALABRA DE NAPOLEÓN BONAPARTE


El 17 de octubre de 1815 el emperador Napoleón es retenido por los británicos en Santa Elena (isla perteneciente a la colonia inglesa, situada en pleno océano atlántico a 1900 km de África y 2900 km de Brasil).
Algunos de sus fieles aceptaron compartir su reclusión. Uno de ellos era Emmanuel de Las Cases, quién escribiría allí mismo el memorial de Santa Elena, dictado por el propio Bonaparte. 
Napoleón muere el 5 de mayo de 1821 aún estando en la isla
No voy a detenerme en si la muerte de Napoleón fue producto de cáncer de estómago, afección hepática o envenenamiento. Tema que aún hoy está en discusión. Quiero señalar sus últimas palabras, las palabras que dijo en su lecho de muerte, que fueron las siguientes: “Francee, l´armée, Joséphine” (Francia, ejército, Josefina.)
Siendo Bonaparte emperador de Francia no me asombra que allá dicho el nombre de su estado. Siendo un militar conocedor de tantas victorias no me asombra que haya dicho “ejercito”. Lo que me asombra y en lo que me quiero detener es en la última palabra, en la palabra “Josefina”.
Josefina de Beauharnais, vizcondesa de Beauharnais, fue la primera esposa de Napoleón. El la hizo coronar en diciembre de 1804 emperatriz de Francia, (según se dice Napoleón, al ser extranjero, necesitaba casarse con una mujer francesa). Como ella era incapaz de darle un hijo heredero, finalmente se divorciaron poco después de 1810. Josefina la buena (como la elogiaban los franceses) se retiró entonces a su castillo (el castillo de Malmaison) donde finalmente murió en 1814.
Para mí que Napoleón haya dicho el nombre de Josefina antes de morir me parece un hecho asombroso. Él nunca la dejo de amar. La recordó hasta la muerte y, en el momento final, enunció su nombre con, sospecho, no agonía, sino felicidad. El amor hizo que ella siempre esté en su recuerdo.
¿Qué nombre diremos nosotros en nuestra Santa Elena? ¿Qué nombre diremos antes de morir?

jueves, 31 de mayo de 2012

Complicaciones que tenemos los feos a la hora de enamorar


Gustarle a una mujer siendo feo es mucho más complicado de lo que se muestra en las comedias románticas norteamericanas. Si una comedia romántica fuera como la vida real, si tan solo entre los ingredientes  contaran con una pizca de realidad, un tipo como Adam Sandler o Ben Stiller jamás se quedaría con mujeres del nivel de hermosura que posee, por nombrar un ejemplo, Jennifer Aniston.
A lo sumo, si estos insistieran demasiado  (pero demasiado, eh) la linda jovencita lo intentaría, por pura bondad, total a ella no le cuesta nada.
De esta manera, la linda muchachita pasaría dos meses con un tipo feo estudiándolo como si su enamorado fuera un libro de Kant o de Hegel. Anotaría en márgenes de páginas mentales algunos comentarios como “ese perfume me gusta”, “se acordó de mi cumpleaños”, “Le agrada a mi mamá”, “escucha la misma música que yo”. Exprimiría al máximo cada acto que el feo haga para sacarle un poco de belleza, para ver si de algún ángulo puede llegar a verse que ese feo que tiene al lado podría llegar a ser un buen y decente amante.  Al final la jovencita nota que lo que está haciendo si es un esfuerzo, y uno muy grande, puesto que ella tiene un trabajo imposible: Buscar belleza donde no la hay.
 Y nuestro amante feo, tipos como usted y yo (no se preocupe hombre, que somos muchos), tenemos que soportar permanecer todo el tiempo con el disfraz de “mejor hombre del mundo”. Tenemos  que ser inteligentes, atentos, dulces, solemnes; en fin, hay que poner todas esas cualidades patéticas que buscan suplantar a la belleza, para que la mujer amada este tan distraída en lo bien que recitamos versos de Machado o Rubén Darío y no note lo feo (así, lisa y llanamente) que uno es. El tipo que no es lindo para una mujer busca ser lindo, quiere hacerse lindo. Esto es un error. La belleza, mal que nos pese a los feos, no es adquirida, como lo es la inteligencia.  Entonces el trabajo del enamorado feo es más imposible que el de la mujer amada: El tiene que fabricar una belleza con la que solo se nace.
Los feos entonces no gozamos ni gozaremos jamás de la comodidad que disfruta el hombre guapo, que no hace prácticamente nada para enamorar y simplemente se muestra en alguna situación y se deja ver y ¡plaf! enamora a la de los ojitos más lindos. El tipo que tiene belleza no necesita más. Yo conozco hasta el hartazgo hombres que aún siendo unos canallas, polígamos, estúpidos, ignorantes, poseedores de barba candado u otras cualidades aún peores llegan a conservar durante años o décadas a la más linda del barrio.
Aunque esta injustica se quiere usar como argumento de la inexistencia o inutilidad de algún dios que no es justo, hay que saber decir que, nosotros los feos, no estamos del todo perdidos. Los feos, al ser feos, contamos con algo que los bellos no tienen: El ansia de ser mejor. Por esta razón no desespere, querido compañero feo, si luego de escribir trescientos poemas para su amada la ve pasar por la tarde de la mano con un hombre mucho más agraciado que usted. No desespere, ya que al fin y al cabo, el poeta sigue siendo usted. 

viernes, 11 de mayo de 2012

Primera pregunta metafísica.

La pregunta que el niño formula a sus padres, hay que decirlo, es parcialmente inocente. ¿Cuál pregunta es, en definitiva, totalmente inocente? Pues ninguna. No existen las preguntas inocentes. Preguntar es siempre un atrevimiento, es siempre una soberbia, saberse digno de saber más de lo que se sabe; preguntar es, bíblicamente hablando, morder la manzana del Edén, el mayor de todos los pecados.
Cuando el niño formula esta pregunta, tan vergonzosa e intrincada para los padres, cuando el niño inquiere sobre el origen de los bebés, está haciendo algo más de lo que él sabe que está haciendo y de lo que los padres saben que está haciendo. El niño esta formulándose la primera pregunta metafísica. ¿Por qué? Simplemente porque la pregunta sobre los bebés, sobre su origen, nos remite inmediatamente a otra, a una pregunta mas densa, mas compleja, mas terrible. La pregunta sobre el origen de la vida.  Preguntar "¿de donde vienen los bebés?" es, en sentido connotativo, preguntarse "¿de donde viene la vida?". El niño se pregunta de donde viene la vida, y preguntarse de donde viene la vida es, a su vez, preguntarse, y esto es lo magnífico y maravilloso, "¿por qué viene la vida?". 
Cuando el niño pregunta por el origen de los bebés esta preguntándose no por el método en sí mismo por el cuál los bebés son creados (no está preguntando por el acto sexual como creen sus avergonzados padres), sino que se pregunta por la causa por la cuál los bebés son creados. ¿Cuál es la causa, el sentido, de la creación de un bebé? ¿cuál es la causa, el sentido, de la vida? Todas esas grandes y abrumadoras preguntas aparecen disfrazadas en lo que parece la impertinencia y curiosidad de un infante. 
Esta primera pregunta es junto" ¿Por qué debemos morir?" la más compleja, perpetua y, esto hay que decirlo, inútil pregunta de toda la existencia del hombre. El niño nace y es totalmente abrumado. Ya existe todo, nace dentro de un mundo organizado con sus leyes, códigos, lenguajes, historia. Y cuando el niño pregunta por el origen de los bebés, pregunta a su vez por su origen. Pregunta ¿Como y por qué estoy aquí?  ¿ Bajo que fundamento estos dos seres humanos me han creado en un mundo donde ya todo parece hecho?   Y, si esta todo hecho, ¿qué es lo que yo tengo que hacer? ¿para qué fui traído a este mundo? ¿cuál es el sentido de mi vida, cuál es el fundamento de mi origen, de mi creación, de que este aquí?. Todo eso se pregunta el niño sin saber. 
Estás son preguntas que, lamentablemente niño, no tienen respuestas. 


martes, 17 de abril de 2012

La realidad como constitución subjetiva- Ensayo- Introducción.

"Cuando hablamos de filosofía hablamos de la totalidad de lo real."

En verdad, la definición de la filosofía debe reducirse a que es puramente la intención del sujeto por lograr una interpretación y una conceptualización de la realidad. Es la búsqueda constante de conceptos y definiciones que puedan ajustarse a la realidad, de ahí que se nombre "búsqueda de la verdad", pues la verdad no es mas que un concepto que no encuentra contradicción alguna con la realidad. La realidad se nos presenta y la filosofía lo que hace es "encerrar" esa realidad que se nos ofrece utilizando el lenguaje como celda (por eso la problemática lingüística tiene tanto que ver con la filosofía).
Cuando un sujeto piensa la realidad siempre la piensa desde su subjetividad. El conocimiento se cierra en nuestra subjetividad, nunca es objetivo, porque para que que el conocimiento sea objetivo nosotros tendríamos que dejar de ser seres en medio del mundo, es decir, tendríamos que dejar de ser hombres.
Pero, la pregunta que nos haremos aquí es la siguiente: ¿Cómo se nos entrega esa realidad? 
La realidad se nos entrega mediante la percepción. La percepción es en la filosofía el concepto mas importante por excelencia, ya que ella es el puente entre el mundo y el sujeto. La percepción es un puente entre el sujeto y la realidad. Por ella nos es posible interpretar, transformar, y hasta crear la realidad.
¿Por qué crear la realidad?
El sujeto no constituye a los entes (recordemos que un ente es todo aquello que el sujeto no es) que habitan la realidad. Estos entes existen independientemente de la percepción-experiencia del sujeto, son objetos a priori, por ende tales entes-estos constituyentes de la realidad no son afectados en si mismos por nuestra experiencia (de ahí que se diga que el conocimiento no cambia ni afecta en nada al ente). 
La realidad es, entonces, la interpretación organizadora (de mundo) que el sujeto crea utilizando la percepción de su afuera, o sea, de los estos, es decir, de todo lo que el sujeto no es.

viernes, 6 de abril de 2012

Sobre Tken-Tsu y la desaparición del imperio Samoria.


Los escándalos de Tken-Tsu, Emperador de Samoria, han quedado registrados en varios libros. A causa de la cantidad de dichos libros y a la variedad de sus autores es correcto considerar que Tken-Tsu ha sido una de las figuras preferidas de los escritores de Europa Oriental durante el siglo VII y VIII.
Samoria fue un imperio cuya desaparición  fue abrupta y veloz. Esto produjo que su cultura, actualmente, no pueda ser históricamente reconstruida por completo. En la actualidad sólo los más expertos filólogos e historiadores poseen información sobre esté imperio, aunque la información poseída es totalmente escasa en comparación a otros imperios de la misma época. Intentare transcribir en este texto algunos fragmentos que nos ayuden a comprender mejor la personalidad de Tken-Tsu y las características de su imperio:
·         Uno de los temas más discutidos actualmente es el de la religión que profesaban los habitantes del imperio. Varios escritores han redactado sobre este tema, sin embargo, creemos que el texto más profesional hasta la actualidad es el que aparece en “Historia de las religiones politeístas posteriores a Cristo” del teólogo ingles James Woodson. Cerca del final del libro se lee este corto fragmento: “Los habitantes del imperio de Samoria fueron el pueblo más propenso a creer de todos los que he estudiado en mi entera vida. Cualquier superstición o mito que escuchaban de algún viajante lo tomaban como propio y lo incorporaban a su cultura. Sin embargo la mayoría de los poemas de estos habitantes están dirigidas al dios Mikfo que, según los poemas, era el padre de todos los dioses y su adoración brindaba suerte en los largos viajes y en las batallas. Se le rendía un tributo anual que consistía en pescado y frutas, siempre llevados a la montaña por la mujer más joven y hermosa del imperio, que variaba cada año, acompañada de dos niños y tres niñas.”
·         La extensión del imperio es considerablemente pequeña. Algunos autores afirman que abarcaba el mismo tamaño que la isla de Hong-Kong.
·         El clima era frío siempre. En las épocas de nevada era imposible acceder al imperio. Muchos de los pobres morían al no tener refugio del frío. Su cuerpo era dejado en la nieve hasta que en la primavera lo recogieran y lo tiraran al río Husefr, que se decía, era la ruta hacia la vida eterna. 
·         Una de las obsesiones más frecuentes del Emperador Tken-Tsu era la de la búsqueda de una poción para enamorar. Según el libro “Pociones del amor: Alquimia espiritual”  del escritor francés Jaques Louis el Emperador era totalmente desdichado a causa de un amor no correspondido: “Tken-Tsu no dormía por las noches, no por planear batallas como otros emperadores, sino por retratar en sueños de vigilia a su amada, la hermosa Kije´r, una plebeya de tez blanca y ojos negros  tan profundos como la muerte misma. Mensualmente se reunía con oráculos, magos, hechiceros y alquimistas para crear algún tipo de brebaje que lo ayudara, ya que Kije´r no se enamorada tan fácilmente. Tken-Tsu le había ofrecido a su amada todas las riquezas y el poder que un emperador puede ofrecer, pero la muchacha, al ser tan noble, se negaba a aceptar. Su padre le había hecho jurar antes de morir que ella se casaría solo con un hombre que amara, y las riquezas no compran el amor. Dicho esto Tken-Tsu quedo destrozado pero no inmovilizado. Decidió crear una corte para buscar la pócima del amor. Nunca la encontraron. Kije´r se casó con un comerciante y Tken-Tsu los decapitó a los dos una semana luego del casamiento. Años después Tken-Tsu se convertiría en un tirano y quemaría su propio imperio.”

viernes, 30 de marzo de 2012

Una mañana cualquiera de Mariano.

"...Luego del sueño despierto, abro los ojos y vuelvo a ser yo. Yo-en-la-mañana, donde todo es intemporal mientras permanezco petrificado en mi cama, observando el techo y cuestionándome el sentido de las cosas que me suceden. Busco un significado que pueda ayudar a totalizar los sucesos de mi vida para indicarme una dirección, tal vez un destino. El significado de las botellas de scotch medía vacías, de la ropa caída desde las sillas y las camas, de los libros aún no leídos reposando sobre el escritorio. En fin, todos esos significados, los que en verdad importan; es decir, los significados de las pequeñas cosas que aceptamos cotidianamente sin inquirirlas lo suficiente como para dejarlas desnudas, como para llegar hasta su médula. Vivimos aceptándolas nada más que porque están ahí, sobre nosotros. Las aceptamos porque nos infestan. Los diarios con sus diarias tragedias, el desayuno antes del trabajo, los mensajes recibidos, los mensajes enviados, las guitarras desafinadas, la ventana, la puerta, el dolor, la felicidad, la familia, los amigos, el país, la literatura francesa o inglesa (tal vez hasta argentina), la democracia, la ciudad, el río; en fin, todas nuestras infinitas "aceptaciones", legitimizadas por nosotros hasta el hartazgo. No hay ni sentidos ni significados. Y esto deja lugar para lo absurdo que es lo que me gusta y me divierte, pero que también me aliena; es entonces ahí cuando noto que vivo en una comedia, donde siempre soy el protagonista exagerando todos mis rasgos, posando, jugando a ser el que soy. Sin embargo ya todo me da lo mismo. Las paginas de Camus marcadas con lápiz, el disco de Zimmerman que apenas si se escucha, la estufa que calienta los muebles y, como siempre, queda el resto de amor de Jeanie destruido y esparcido en la habitación como un cristal, que tan maravillosamente dejó como una estela, y que ahora esta allá, mas lejos, gracias a mi, debido a la desilusión,,a no permitirme volver a creer en ciertas cosas. Ya no puedo soñar que el amor arreglara todo. Las cosas no cambian nunca. Y por eso me alejó, por tener la certeza no poder cambiar nada, por miedo a perder nuevamente. Sin embargo ella esta ahí, en algún lugar buscándose, queriendo encontrarse, tal vez como yo, tal vez como todos nosotros. Siempre buscándonos."

miércoles, 7 de marzo de 2012

Simpatía por Woody Allen.

Tengo una incesante simpatía hacía los personas de las películas escritas por Woody Allen. La mayoría de los personajes son similares unos con otros, y creo que esto se debe a que todos son el alter ego de Allen.
En estos personajes conviven el miedo a la certeza de la muerte, el miedo al misterioso infinito e indiferente universo, el miedo a la falibilidad del amor, etc. Estas cualidades convierten a los personajes en hombres frágiles,   sensibles, nerviosos e inteligentes. Tanto es el miedo de estos personajes al amor, por ejemplo, que uno de los personajes admite que prefiere el sexo, ya que el sexo "libera las presiones", en lugar del amor que las crea. También esta el ateísmo. Allen muy al contrario de las ideas religiosas, cree que el universo es todo caos, toda suerte, tal como lo describía Nietzsche.  Una de las frases de Allen sobre su ateísmo es, "Dios no juega a los dados con el universo, juega a las escondidas".
En fin, todo esto hace que yo diga que Allen describe al típico ser humano auténtico de Heidegger, por eso, yo digo: ¡Siga deleitando Woody!

lunes, 20 de febrero de 2012

En la pena.

Perdidos en constelaciones sin galaxias,
(mientras el misterioso universo es infinidad)
las estrellas azules nos prohíben despreciar
las esperanzas de nuestro olvidado amor
que nunca fue, que aún no es y que jamás será.

Cual esfera de Pascal la soledad infesta
nuestros pobres corazones sin maldad
cuyo único pecado se me presenta
al buscar en nuestros ojos la inmortalidad.

Las almas de esta tierra son condenadas
a errar por el espacio y el tiempo (infinitos)
sin saber que siempre están buscando
en el amor la salida del universo (laberíntico).

Y al encontrarnos a nosotros como espejos
encontramos el odio de los dioses eternos
que son completamente faltos de piedad
hacia los mortales que aprendieron a amar.

Nos convertiremos en aquel maldito poema
que el maldito poeta jamás escribirá,
nuestro amor será solo el esbozo
de alguna novela condenada a no comenzar.

Pero si alguna vez sientes como tuyos
estos dolores que me atrevo a narrar
sabre al menos que en mi pena no estoy solo
y que en el sufrimiento supimos amar.

lunes, 6 de febrero de 2012

El golpe de los quejumbrosos-

1
Le atormentaban los espejos debido a la confirmación que estos hacían de la realidad, de su realidad como ser humano, como hombre, como fugaz vida, como inevitable muerte. En tiempos antiguos los hombres creían que detrás de aquellos artefactos de vidrio se escondía un universo totalmente antagónico y contrario al que uno pertenecía; se creía que mostraban una cara que no era la propia. A Mateo le ocurría lo contrario y el miedo era totalmente inverso. El entendía que esos espejos (los de su habitación sobre todo) mostraban su verdadera cara, su realidad, su materialidad, su estar-ahí  tan odiado por él, siempre deseoso de estar en otro lugar. Pero sobre todo, lo quizás más terrible, el espejo se convertía en una voz que anunciaba que el era poseedor de un cuerpo, y que ese cuerpo algún día ya no sería reflejado, que ese cuerpo, finalmente, desaparecería. El espejo era anuncio y confirmación de muerte.
Cuando descubrió, ya adolescente, el Carpe Diem, lo encontró tonto y absurdo. “El día se puede vivir de dos maneras: reflexionando nuestro pasado, o anhelando nuestro futuro”. Le llevó años que este pensamiento pesimista que había adoptado no le duela. El sabía que no estaba equivocado, aunque deseaba estarlo; soñaba con que todo fuese de otra manera. Pero no. No Mateo, las cosas son así y así finalmente las debió aceptar, en esa edad donde ya se ha sido golpeado demasiadas veces y se cae en la resignación, pero también en el deseo de venganza, de cerras heridas. Ahora ya era tarde para eso. Se veía a si mismo viejo, acabado, el espejo no mentía. Sin embargo seguía conservando algunas pasiones de su juventud: la música, el amor, el pensamiento.
La madrugada lo encontró otra vez reflexionando. El insomnio y los libros son mala combinación. No recordaba desde cuando poseía (o desde cuando contrajo) el maldito hábito del pensamiento insustancial, de la reflexión vana; pero sucedía que, por momentos, el mundo le parecía demasiado hostil y decidía refugiarse en sí mismo, volcarse enteramente en su ser. Los pensamientos de esa noche lo condujeron hasta su infancia: las tardes aguardando la llegada de su padre a la casa luego del trabajo, las lecturas y la cocina con su madre, las peleas y los juegos con sus hermanos, los árboles invitando a ser trepados, el primitivo encanto del fuego o las estrellas, los ancianos vecinos. Esos recuerdos abstraían a Mateo profundamente, le buscaba una significación a su infancia o, mejor dicho aún, le buscaba una significación a su vida desde su infancia. Pero no la encontraba, tampoco se encontraba a él dentro de tanto proyecto fallido. La separación con Nama lo había aturdido, lo había desorientado. Antes encontraba el fundamento de los días en despertarse al lado de ella, pero ahora ya no más. Sus días ya no tenían fundamento alguno, sería cuestión de crear algún otro, de despertarse solo pero siempre para algo. ¿De donde habría nacido esa insuficiencia personal? ¿Por qué siempre dependió de una mujer para ser feliz? No lo sabía, cuando cesó de buscar respuesta a la pregunta el sueño lo atrapó. 
Despertó, tomo un café y luego toco el piano, como para armonizar la mañana. A las nueve ya estaba en la redacción, puntual como de costumbre. Sus últimas publicaciones habían tenido un gran éxito. La revista, en general, estaba cosechando un gran éxito. Las ediciones eran devoradas por los estudiantes e intelectuales mas snobs. Mateo comenzaba a molestarse con el nuevo director por la inclinación política que había impuesto a la revista. Rodriguez era un loco, si, pero jamás hubiera permitido que se publicaran textos de  comunistas en la revista, como hacía el nuevo zurdo-director. Aunque esto a Mateo solo le  molestaba por cuestiones de ética (cada-cosa-en-su-lugar), ya que sus publicaciones no se veían afectadas por la política: el área de literatura se consideraba sagrada y apolítica y no se podía tocar. El solo se limitaba a escribir algunos cuentos surrealistas o existencialistas,  pero tenía miedo, y lo tenía con razón pues, luego de la inclinación política, siempre llegaba la censura; nada mas ofensivo para un escritor que no se le permita expresarse mediante la libertad de sus ideas. Desde luego hasta ahora solo le había sucedido una vez, solo lo censuraron en una oportunidad, por el cuento del suicida. Recordaba que a Nama no le había gustado para nada esa historia (y sobre todo ese final) la imagen de su cara horrorizada mientras lo leía jamás abandonaría la memoria de Mateo. Si, tal vez uno de los motivos de la separación con Nama fuera que ella ya estaba completamente segura de que dormía con un loco. Tal vez Nama leyó, en el cuento del suicida, al mismo Mateo exigiéndole ayuda, una ayuda que ella no estaría dispuesta a brindar. Ella no sabe que lo escribí luego de lo que sucedió con Mariano, pobre Mariano...
"¿Donde se encuentra Alberto? Debo entregarle este mamarracho antes de las diez, se me hace tarde. Allí esta, cabeza calva y brillante."
-Supongo que venís con el cuento en la mano. No, espera. Tenes que tener ese cuento en la mano.
-Acá lo tengo, no te preocupes. Consideralo uno de los últimos, cada día me es mas difícil escribir. Las frases no se ordenan, las ideas...menos.
-Vos tenes talento, che. ¿Que pasa, pibe? ¿Problemas de musas?
-Si, el problema es que mi musa tiene piernas, hermosas, sí, pero que lamentablemente le sirven para irse.
-Las mujeres nunca se van una solo vez, y siempre hay un regreso en el medio de las idas.
-Al único lugar donde se vuelve es al final, Alberto. Y créeme, no es nada lindo volver a un final. Significa volver a los ojos vidriosos y a las narices frías.
-Si, como vos digas. Nos vemos, che.
"Este tipo tiene razón, por mas que sea un estúpido tiene razón. Nama tiene que volver, pero va a volver para irse de nuevo, nada más que para comprobar que no se equivocaba al irse. Hablando de irse yo me rajo de acá, esta lleno de Marxistas. ¡Que espanto volver a la época de la locomotora a vapor!"
A las diez Mateo llego al café Proust, el lugar en el que se refugiaban todos los miserables. Allí se encontraba Sil, siempre despeinado y con su novia Melí, tal vez ellos eran la pareja mas inteligente y desvergonzada del mundo. Se paseaban de bar en bar, entre tanto alcohol y otras sustancias, discutiendo desde las propiedades cualitativas e ideológicas del arte, hasta la composición y dosis perfecta de la heroína. Cuando se sentó con ellos comenzaron las inevitables y terribles preguntas, tales como "¿Donde esta Nama?". Mateo comenzó a explicar la desgracia, mientras los sollozos histéricos de Melí infestaban todo el lugar. Finalmente hubo varias conclusiones, como que era una cualquiera, como que merecía un espacio, como que se veía venir. "Un momento, se veía venir. Si se veía venir como carajo nadie se atrevió a advertirme que iba a perderla!", esto Mateo lo pensó, a la vez que lo dijo, a la vez que lo grito, a la vez que la pareja se alejaba atónita. Quedó solo, pidió un café y comenzó a leer "Por quien doblan las campanas" de Hemingway, libro que supo regalarle Nama, aunque su favorito siempre haya sido Emerson. La gente lo miraba con lástima y miedo; pero el ya no los veía, no veía nada mas que su propia pena.


2
Cuando se dirigía de regreso a su casa, por la avenida San Martín, le pareció reconocer la figura. Si, era precisamente (y preciosamente) ella. No tuvo el valor de llamarla. Un ligero grito hubiera bastado para que ella volteara y lo reconociera, ¿Pero después qué? ¿Tal vez de excusa "tomemos algo" y que llegara el batallón de reproches, de promesas incumplidas, de pactos rotos? No, no quería verse en esa situación humillante. "La seguiré para ver a donde va", pensó mientras su actitud de acosador le daba entre asco y vergüenza. Como aún era de día la luz no favorecía el acto detectivesco. Por suerte la avenida estaba repleta de gente, lo que hacía mas difícil que Nama al mirar hacia atrás descubriera su presencia. Mateo siempre se maravillo por la manera de caminar de su (¿su?) mujer. Era una mezcla de torpeza y gracia, pero también de seguridad, de altanería, de superioridad. Sin duda aquella mujer era una de las criaturas mas egocéntricas del planeta, pero era menester admitir que tenía de que sentirse orgullosa. Recordaba ese día de verano en el que  ella le  declaró su amor. El nunca hubiera esperado algo semejante, por más que lo haya deseado infinitas veces, nunca se creyó capaz de enamorar a una mujer así. Finalmente, luego de varias cuadras, golpeó en la puerta de una casa. La casa era grande y vieja, con un estilo colonial. De pronto se abrió la puerta y un hombre la invitó a pasar. Mateo sintió un inmenso dolor, pero que Nama estuviera viendo a otro hombre no le sorprendió. Era una mujer hermosa, inteligente e independiente; era solo cuestión de algunas semanas para que lograra atraer a un hombre. El en cambio, siempre romántico, se obligaba a padecer varios meses de luto cuando algún amor moría. 
La pesadez no le dolía demasiado. Sentía un dolor profundo, pero era un dolor esperado, un dolor inevitable y hasta necesario para él. Llegó a su casa y lo único que logro hacer fue escribir un verso:

"Si el amor en el que tu cuerpo
alguna vez ha deseado descansar,
se marcha entre besos de frialdad 
entre palabras de una voz sin verdad,
no lograre quitarme nunca este peso
ni lograre escaparme de este infierno,
 de saber que ya solo eres un recuerdo."






3
¿Es justo atribuirle a la tristeza las mejores obras artísticas? ¿Es justo afirmar que el sentimiento de dolor y angustia es la semilla que se debe plantar para que germine, por ejemplo, "La Divina Comedia"? Yo pienso que si. Sin duda, se requieren además ciertos adiestramientos de técnica. Es demasiado inocente creer que solo basta con dolor para poder escribir, pintar, esculpir, componer. Miles de tontos sufren y no por eso se convierten en artistas. (Es mas fácil ser un desdichado que ser un artista). La técnica es vital, si; pero yo advierto que las personas felices no necesitan escribir, debido a que simplemente no necesitan. El que escribe, lo hace porque carece. Uno escribe porque le falta algo, porque lo perdió o se lo robaron o nunca lo tuvo. Cree que convirtiendo el dolor que nadie puede ver en algo concreto como una novela que alguien leerá se salvara para siempre. ¿Se salvarán de que? Del olvido. Nadie desea morir, pero, como morir es inevitable, nadie desea ser olvidado, porque, en rigor, ser olvidado es morir dos veces.
La fuerza de la tristeza es totalmente increíble. Cuando se sufre un desamor somos enviados al infierno, pero cuando regresamos de ese infierno somos mucho mas hermosos, mucho mas inteligentes y agradecidos. No se debe quejarse tanto tiempo, porque no recibimos lo que nos merecemos, simplemente recibimos lo que recibimos. 



viernes, 3 de febrero de 2012

Pero no se preocupe hombre, la vida es hermosa!

Hoy va a ocurrir algo único: por primera vez, en este blog, se va a escribir algo optimista.
¿Optimista? Si, optimista. Yo se que mis fieles lectores (que me aman y me admiran) se preguntarán ¿Facu que paso con esos relatos insoportables sobre la tragedia al mejor (o peor) estilo Kierkegaard que nos brindabas?¿ No los vas a escribir mas? Bueno, no es eso, no se preocupen porque estoy trabajando un cuento (pero esta vez lo estoy trabajando bien) que va a poseer toda la tragedia humana que se que a ustedes les gusta pero, como todavía me falta para terminarlo, hoy escribo esto.
No entiendo porque últimamente estoy tan sensible. Les juro que nunca fui así; luego de mi infancia, donde lloré hasta el hartazgo, en la adolescencia tuve que construir, por necesidad seguramente, una personalidad fría, agresiva, crítica. Supongo que pretendía que esto me iba a mantener a salvo de mi sufrida sensibilidad, la cual la padecí (si, la PADECÍ) mientras era un pequeño chico que dibujaba e imaginaba demasiado. Pero me parece que ya a esta altura, a mis 17 años, estoy empezando a convertirme en un tipo sensible de nuevo. Hoy caminaba por la vereda y de pronto vi a una nena acariciando a un perrito y casi me pongo a llorar. Es muy estúpido, pero es verdad y merece ser escrito. No me pasa nada más viendo a nenes y nenas. A veces veo películas (como la otra vez "Cinema Paradiso") y empiezo a llorar, y si estoy con alguien me da vergüenza. Yo creo que esto de la sensibilidad sirve, no hay muchas personas que lloren por estas cosas, pero a mi, aunque me de vergüenza, me gusta hacerlo. Me gusta emocionarme por pequeñeces. Yo creo que nunca sentiste una canción sino te pusiste a llorar escuchándola. A mi me pasa, si, lo sé, dirán, TERRIBLE MARICÓN. Y bueno, soy así, pero entendí que así se disfruta mas. Creo, que se yo, capaz que no, pero a mi me sale eso. Supongo que ahora estoy bien, como dice la canción "Ya me ordene mi desorden". Bueno, en verdad todavía no ordene el desorden, pero estoy en buen camino. Me siento bien, contento, feliz. Yo pensé que nunca sería feliz, se lo debo a mucha gente eso. También a ustedes, a los que leen y comentan lo que escribo. Gracias de verdad, no me hagan llorar.
Un abrazo, su humilde escritor.

miércoles, 18 de enero de 2012

על נחמה של הסבל האנושי

Los días largos no dan tregua. En invierno las cosas resultan mucho mas fáciles. El viento y lo gris de la estación  invernal siempre causó en mí una sensación de tranquilidad, de seguridad. Un orden de las cosas. 
Los actos que referiré tuvieron su lugar temporal e histórico en el verano de 1996, planeo enunciarlos sin la molesta exageración del escritor, que tiende a intentar llamar la atención del lector magnificando cada hecho cotidiano y casual los cuales pueden acontecerle a cualquiera de nosotros, los mortales. De todas maneras mi pudor barroco me salvará de caer en este error, que nos hace desear pulir nuestras tibias vidas para convencernos de que son obras de arte. No, nada de eso, el arte es otra cosa. Los hechos de la vida, son eso, solo hechos: algo que pasó, algo que ya no es, algo que será olvidado. 
El verano trae consigo la hipocresía de la gente, mas la trajo en el año 1996 donde, en mi país, se creía que todo era una fiesta. La clase media se escapaba hacía cualquier playa, preferiblemente a esas que los medios de comunicación describían como un "paraíso". Todos pretendían en verano ser personas felices, sin problemas ni preocupaciones, mientras disfrutaban de la pegajosa arena pegada en los pies y de las multitudinarias hordas de personas que se amontonaban en las aguas. Ignorar la necesidad de estas personas de disfrutar en el verano (y en la playa) sus vidas me parece estúpido, yo no ignoro tal necesidad, pero, por suerte, podía disfrutar de mi vida todo el año sin necesidad de moverme de la ciudad y creía que estas personas no hacían lo mismo por ser simplemente objetos en la tormenta capitalista a la cual se sometían consciente o inconscientemente.
Hasta febrero el verano transcurrió normalmente. En la ciudad la cantidad de autos disminuía totalmente y, en la noche, si se sabía virtuosamente a donde dirigirse, podía disfrutarse de la tranquilidad de una plaza en una noche con vientos cálidos. En esas plazas el amor yacía en cada banco encarnado en forma de adolescentes y, de vez en cuando también, la soledad encarnaba la forma de algún viejo. Aunque yo era joven veía en esos viejos un terrible espejo profético. Temía que mi destino fuese el mismo que el de ellos: el destino de la soledad y la tristeza. 
Una mañana recibí un envío postal. Con mas asombro que felicidad descubrí que provenía de Inglaterra y maquinalmente calcule que tan inoportuno paquete envuelto en papel madera había sido enviado por mi hermano menor, cuyos estudios filológicos cursaba en Londres. Mas extraño aún me pareció que el paquete no trajese adjunto alguna carta o nota (mi hermano era amante de la arrogancia, y sus jactancias me llegaban todos los meses en cartas). Solo estaba el paquete que deje sobre la mesa. (Algún temor que todavía no comprendo invadía mi mente, no podía abrir el paquete aún, sentía que no estaba preparado.)
En la semana siguiente decidí dejar de postergar un hecho que era inevitable y finalmente abrí el paquete. No me sorprendió que contuviese un libro. Al tratarse de un libro mi temor aumento. Si tenía pavor de abrir el paquete me imaginaba lo ardua que sería la tarea de leer ese libro. 
No puedo describir el horror inexplicable que producía tener ese libro en mi poder, el mero hecho de saber que reposaba bajo mi techo me producía insomnio.
Intentare ahora dar algunas referencias sobre su aspecto físico y sobre su contenido:
El libro se titulaba "על נחמה של הסבל האנושי" ( "Acerca del consuelo del sufrimiento humano"). Como habrán notado, por las letras, su idioma era el hebreo, la lengua sagrada. Consistía de mil setecientas páginas, todas ellas amarillentas, algunas estaban arrancadas, otras borradas. Su cuerpo era negro y las letras grabadas en oro. No poseía fecha de edición alguna y aún dudo que haya mas ejemplares como el que logre poseer. Se que provenía de Israel, aunque no se exactamente en que ciudad ha sido impreso. No había nombre de su autor ni ninguna otra información acerca de él. Supuse que era el primer libro de algún escritor pudoroso o que quizás, debido a su contenido, el autor había decidido preservar su nombre para no poner en riesgo su vida o alguna otra cosa de valor. 
Como ya he dicho era un libro tenebroso. Su presencia imponía algo de desorden, algo de incomodidad, pero como ya poseía el hábito de leer cuanto escrito llegara a mis manos comencé a hojearlo.
Entendí, al comienzo del libro, algún tinte filosófico y religioso. La redacción era hermosa, casi poética. En los primeros capítulos hablaba sobre las antiguas tragedias humanas y sobre como los afectados por estas tragedias pudieron reponerse al dolor, a la miseria, o a tantas otras desgracias. Parecía un libro optimista. 
Llegada la mitad del libro el asunto se revertía. Nombraba como a pesar de la fuerza que utilizaban estos hombres miserables las desgracias continuaban acechándolos. Contaba como grandes hombres, nobles y con esperanza, después de reconstruir sus casas, luego de un terremoto, perdían algún familiar cercano. Según el libro existía cierto poder cósmico obligado a equilibrar el universo. Según la cantidad de dones y de maestrías que uno poseía, mas adversidades y tragedias debían soportarse. Varios hombres pagaron sus dones siendo odiados, otros siendo asesinados, otros siendo incomprendidos. Se establecía mediante el sufrimiento una compensación a ciertas habilidades poco usuales. Así los poetas, los filósofos, los sabios, las personas bellas, las personas nobles y honestas, las personas valientes debían pagar con una cuota de sufrimiento sus regalos divinos. Lo horroroso de este asunto era que, no importaba que tan grande fuese tu maestría, siempre la tragedia compensatoria iba a ser mucho mas grande. El poseedor de algún don estaba realmente condenado al fracaso y al sufrimiento. Cada hecho de su vida, cada obra, cada acción, quedaría reservada para el olvido, en cambio, cada dolor que se sufría se sentía eterno.
Luego de leer el libro caía en una depresión. Comprendí que toda dicha es solo el prólogo de un sufrimiento mucho mayor. Entendí que las satisfacciones que nos dan nuestros dones son efímeras y que entre cada una de ellas hay  largos lapsos de tiempo donde el dolor y el sufrimiento reinan.

lunes, 16 de enero de 2012

Bosquejo de una teoría de la libertad-

Borges ha dicho, en su cuento "El inmortal", que el mejor placer era el del pensamiento, por su complejidad y su misterio. Yo he de mencionar, con el permiso de Georgie, otro placer aún mejor y que resulta mas real (mas físico, me atrevo a decir) que el mero pensamiento insustancial, aunque quizás sea un producto de este: El placer al que me refiero es el de la elección.
La elección no es otra cosa que el ejercicio de una libertad que ha sido dada al hombre por medio del razonamiento.
La libertad nos proporciona el goce de poder decidir cada una de nuestras acciones. Evaluamos las consecuencias, los beneficios, es decir los resultados, y así, de esta manera, elegimos cada acción que hemos de realizar. La libertad no consiste en estar fuera de una prisión; la libertad consiste en la capacidad de elegir, en la responsabilidad de elegir, y en asumir las consecuencias de esa elección. Incluso cuando nos vemos obligados frente a algo somos libres, porque podemos decidir obedecer a eso o no. Podemos elegir romper con la moral y ética establecida o no (véase el superhombre de Nietzsche). Podemos elegir morir o no (véase El Sísifo de Albert Camus). Podemos elegir vivir bajo la influencia de las masas o llevar una vida acorde a nuestras propias reglas (véase Ser y Tiempo de Heidegger). El ser humano siempre elige, incluso según Sartre  
"el torturado elige hasta cuando lo torturan".
Si, correcto, existen miles de factores que condicionan  nuestras elecciones (el estructuralismo ya las ha nombrado varias veces): el lenguaje, nuestra dialéctica heredada, el contexto político, el contexto social, el contexto geográfico, el contexto económico, la religión. Pero aún con todo esto, la libertad esta presente en nuestra conciencia, o al menos, puede ser alcanzada. Si esto no fuera así no existirían las revoluciones, las rebeliones. Se puede desviar la historia, se puede superar el periodo histórico en que vivimos. Así ha pasado varias veces en la historia, basta con solo ponerse a leer para darse cuenta que, mediante las cadenas de acciones y elecciones (toda acción es el resultado posterior de una elección) de varios sujetos, se construyeron cosas que superaron a las ya establecidas, de lo contrario aún estaríamos en la edad de piedra y de la rueda no habríamos hecho autos, y de las palabras no habríamos hecho poemas.

lunes, 9 de enero de 2012

La planta del olvido.

Existieron en el pueblo donde me crié varios jardineros que se jactaban de poseer cierta planta. No se trataba de una planta corriente. Mitologías no del todo estúpidas afirmaban que dicha planta producía un fruto que, ingerido mediante su disolución, era capaz de eliminar el recuerdo presente, siempre fastidioso, de un fracaso en el amor. 
Los jardineros se jactaban porque eran unos de los pocos privilegiados en su oficio capaces de hacer germinar tan codiciada y útil planta. Este hecho era visto como una alquimia vegetal, una conjunción de varias semillas indochinas. Las viejas del pueblo creían erradamente (o tal vez no) que era una especie de droga.
Me recuerdo en esos días como un joven demasiado romántico. Me irritaba que la planta fuera tan necesitada y tan vendida (hombres y mujeres formaban largas filas en los viveros para adquirir la planta del olvido). Yo tenía una novia hermosa llamada Julieta, a la cuál amaba profundamente y, a cambio de esto, recibía de sus ojos verdes amor infinito. Cuando solíamos cruzarnos con estas filas de desdichados y desesperados yo enunciaba con tono de poeta : "Jamás, nunca yo compraría esa planta. El olvido es mucho mas infierno que conservar el recuerdo de una dicha pasada." Julieta abría sus ojos, me miraba con admiración y luego me besaba.
Meses después Julieta, mi amada de ojos verdes, me abandono. Creo que se fue con otro hombre que, según mis vecinos, era mucho mas inteligente, atractivo y adinerado que yo. 
Pase un tiempo intentando sacar provecho de semejante tristeza. Compuse un vals, escribí unos versos. Era inútil, al momento de mostrar mi arte ella ya no me escuchaba como antes lo hacía. Mis creaciones carecían de fin, porque el único fin era ella, y ella ya no estaba.
Harto de mis penas decidí comprar la planta. Los efectos fueron rápidos y efectivos. La olvidé, por un tiempo. 
Mi torpeza me permitió volver a recordarla. Me había olvidado quemar o esconder los versos escritos para ella. Descuidadamente los había dejado sobre el escritorio de mi habitación. Cuando termine de leer las últimas lineas todos los recuerdos habían regresado. Derrame algunas lágrimas que mojaron la hoja. Sentí la espina dorada de la pasión en el corazón clavada, la misma que sintió Machado. 
Descubrí esa tarde que el arte siempre vence al olvido.