domingo, 21 de noviembre de 2010

Lluvia

La lluvia impertinente penetro en su sueño y logro sacudirlo de su cama. Miro de manera sobresaltada su habitación, sus cuadros, sus libros, la puerta, la terrorífica ventana. Se quedo contemplando la ventana por varios minutos, la única ventana de su habitación, (la conjunción de el sonido de los truenos y las luces de los relámpagos hacían de esa simple ventana un objeto infernal).
Luego de volver en si, se levanto de la cama y camino hasta su puerta (nunca antes ese camino le había parecido tan largo) pero su corazón casi se detuvo al notar que su puerta no estaba allí, no la encontraba por ningún rincón de la habitación, ni siquiera encontraba el interruptor de las luces.
La desesperación comenzaba a instalarse en su mente, para encontrar la puerta rozaba con sus manos aquellas paredes con tal fuerza que comenzaban a sangrarles, sus gritos se hacían cada vez mas fuertes e incomprensibles, corría en círculos buscando una salida, lo único que podía observar era esa ventana, ¡esa maldita ventana del infierno!
Paso algún tiempo (minutos, horas, días, meses, quizás hasta años, el tiempo ya era incalculable para el en esa habitación) se sentía solo, escuchaba voces pero sabia que no había nadie, escuchaba lluvia pero sabia que tal vez no era real, tal vez ya el ni siquiera era real, lo que si era real era su miedo, su ventana, solo eso con seguridad existía. Ya no se acordaba que persona era antes de este encierro, que vida llevaba, no se podría distinguir frente a un espejo debido a la oscuridad que le hizo perder la memoria.
Pasaron muchas cosas en su mente, siempre sentado contra una pared mirando la ventana, hasta que un día la lluvia ceso, oyó un rechinido y una resplandeciente luz le ilumino los ojos, hasta hacerlo llorar. 

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