martes, 4 de enero de 2011

Tom Haggins

Suena el despertador marcando las 6:30 am, Tom Haggins escucha el sonido por un minuto y luego lo apaga. Se levanta de su cama con una extraña pereza, extraña porque nunca la tiene a la hora de levantarse. Se viste y sale de su habitación, todavía tenia sueño, el ruido de la gran ciudad de New York lo molesto como nunca esa noche, hasta pensó en irse a vivir a un pueblo cercano con su familia, pensó que si ese día conseguía el ascenso que tanto deseaba se iría con su mujer y sus 3 hijos a la tranquilidad de un pueblo como el de su infancia, creía que en ese lugar sus hijos crecerían mejor, mas "humanos".
Al llegar a la cocina de su departamento su esposa lo esperaba con un café, sus 2 hijos (gemelos) jugaban antes de ir a la escuela, y su hijo mas pequeño dormía, pues todavía era un bebe. La llegada del tercer hijo a la casa había traído mucha alegría, por supuesto que con 2 hijos la alegría ya existía en la familia, pero este tercero era especial, ademas Tom y su esposa se encontraban entusiasmados por la constante insinuación de un ( ya casi seguro) ascenso, que traería obviamente una mejor economía y un mejor nivel de vida, aunque su nivel de vida no era mal ellos querían uno mejor. 
Antes de partir hacia la oficina (ubicada en el "world trade center") Tom se despide de sus hijos y de su esposa, a la cual le promete que al llegar a la casa tendría el ascenso y para festejar cenarían en un restaurante que tenia pensado desde hace varias semanas atrás. Su mujer sonríe y lo besa.
Al subir al auto lo primero que hace es encender la radio, se sentía muy tenso y escuchar música lo relajaba. Partió para el centro.
Al llegar al edificio estaciono el auto en el lugar de siempre y camino hasta la torre y entro, saluda a sus conocidos y se dirige directamente a la oficina de su superior, porque habían programado una reunión y el no quería llegar ni 1 minuto tarde, para el la puntualidad era una obligación.Cuando llega al piso de la oficina su corazón latía rápidamente, cada metro que se acercaba a la puerta equivalía a el aumento de velocidad en sus palpitaciones. Se limpio la mano, empapada de sudor, con la parte interna del saco, tomo valor y abrió la puerta.
Su jefe lo esperaba con una gran sonrisa, casi como si estuviera tramando algo, algo contra Tom. 
-Cierra la puerta muchacho y toma asiento, por favor, me han hablado muy bien de ti.
Tom escuchaba estas palabras como si se produjeran en su cabeza, como si toda su imaginación hubiera colocado cada una de las palabras, como si realmente no existiera ese lugar.Cerro la puerta y se sentó.
Tom no quería estar allí, quería largarse, sentía una presión en el pecho mientras su jefe le hablaba con esa terrorífica sonrisa, para entonces eran las 9 :50 am.
Entonces escucharon un ruido seguido de un fuerte temblor, antes de que pudieran salir de la oficina, ya todo había sucedido.








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