lunes, 20 de febrero de 2012

En la pena.

Perdidos en constelaciones sin galaxias,
(mientras el misterioso universo es infinidad)
las estrellas azules nos prohíben despreciar
las esperanzas de nuestro olvidado amor
que nunca fue, que aún no es y que jamás será.

Cual esfera de Pascal la soledad infesta
nuestros pobres corazones sin maldad
cuyo único pecado se me presenta
al buscar en nuestros ojos la inmortalidad.

Las almas de esta tierra son condenadas
a errar por el espacio y el tiempo (infinitos)
sin saber que siempre están buscando
en el amor la salida del universo (laberíntico).

Y al encontrarnos a nosotros como espejos
encontramos el odio de los dioses eternos
que son completamente faltos de piedad
hacia los mortales que aprendieron a amar.

Nos convertiremos en aquel maldito poema
que el maldito poeta jamás escribirá,
nuestro amor será solo el esbozo
de alguna novela condenada a no comenzar.

Pero si alguna vez sientes como tuyos
estos dolores que me atrevo a narrar
sabre al menos que en mi pena no estoy solo
y que en el sufrimiento supimos amar.

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