miércoles, 28 de diciembre de 2011

La alquimia del amor (o Mariano y la tonta.)

Los hombres sensibles suelen padecer la desgracia de enamorarse de mujeres bellas y tontas, las cuales no brindan retribución amorosa alguna a sus pretendientes sensibles simplemente por no entender las maneras en que estos pensadores, filósofos, poetas, músicos y artistas intentan seducirlas.
Según afirmaban los hombres sensibles, el arte les había introducido en la cabeza de una manera tan efectiva los desamores, los engaños, los desencuentros que, en lugar de buscar el amor posible y correspondido (en resumen, la felicidad) ellos, inconscientemente, siempre buscaban el amor que no podía ser, el amor imposible (en resumen, la tristeza). Esto no suena nada ilógico ya que los buscadores de utopías, los poetas, los sensibles, buscan el amor que no puede ser porque siempre es el amor que más quiere ser. Vamos a decirlo de una vez, los amores con mas pasión siempre son los imposibles. Además la tristeza es la materia prima de toda obra artística, tal vez otra razón para que estos hombres (artistas frustrados) eligieran el sufrimiento.
Uno de los casos mas sobresalientes (el que se comentaba en todo asado) fue el siguiente:
Mariano se hallaba enamorado de una señorita a la que nada le interesaban sus torpes recitadas de Ruben Darío y sus explicaciones de pasajes de Kant. Es más, la mujer solía dormirse al escucharlo hablar sobre Pitágoras o Heráclito. Advirtió que la muchacha era bastante tonta y que había una gran diferencia intelectual entre los dos; esto, en lugar de producir rechazo, le propicio el efecto contrario y lo enamoro aún más.
Mariano aburría completamente a esta muchacha y ella nada veía en el de interesante o seductor. Esta mujer, entonces, decidió acentuar mas las diferencias con él para poder librarse así de la presencia molesta de su pretendiente, tan intelectual como aburrido. Creyó que esta sería la mejor manera de dejarlo sin tener que herirlo pues, después de todo, él no era mala persona.
Pasaron semanas y la mujer no lograba cumplir su objetivo. Mariano cada día se enamoraba más de ella. Ya desesperada intento rechazarlo suavemente : no verlo por algunos días, distanciarse, ser mas fría. Hasta dejo de fingir interés en las palabras de nuestro pobre pensador sensible.
Un día, ya sintiendo el rechazo de parte de esta mujer, Mariano decidió cambiarse un poco. Creyó (con razón) que su inteligencia producía el rechazo de la mujer hermosa-tonta. (Lo más lógico hubiera sido que el cambiara de objetivo,de mujer, pero el amor no es transferible y, como ya amaba a esa mujer, la sola idea de no estar con ella y estar con otra le producía nauseas). 
Intento volverse estúpido para bajar a la altura de la muchacha y cada vez notaba mas que lo que esa mujer tenia de bella lo tenía de ignorante. Cambió los discos de líricas profundas y duras (como las de Discépolo) por discos un tanto más populares y vacios, tontos, como los de Led Zeppelin, que poco tenían que ver con la vida de un hombre inteligente y profundo como él. Cambio, además, los libros de Sartre, Camus y Voltaire por libros de Paulo Cohelo o Vargas Llosa. Cambio de ropa, de comida, de bares y hasta de manera de pensar. Cambio todo para que su mente este afín con la de ella. Finalmente, ya convertido en un verdadero idiota, consiguió que la mujer tonta se enamore de el.
Luego de unos meses de besos en esquinas, amor en habitaciones y comidas en cafés, Mariano se aburrió y la dejo. El amor para él significaba un desafió, un juego, una competencia. Ella ya lo amaba y el peligro de que lo dejara de amar no existía. El desafío había sido propuesto y había sido superado.
Sin embargo, yo sospecho que él se desenamoro por la misma razón  que se desenamora todo el mundo, por la única razón que el amor muere: Él vio hacía atrás y  noto que en su búsqueda de la “alquimia del amor”, del "amor perfecto", había logrado llegar hasta la mujer que amaba, pero se había perdido el mismo durante el camino. Estar con alguien no estando con uno mismo, no alcanza para crear la alquimia del amor, que todos los hombres sensibles buscamos.

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