miércoles, 26 de octubre de 2011

La verdadera Jeanie.

Existen días tan hermosos que, de tan hermosos, nos  obligan a tomar caminos largos a casa. Entonces caemos en ese juego laberíntico de cruzar plazas, bordear ríos, dibujar con nuestros pasos líneas zigzagueantes, de perdernos en la ciudad, de convertirnos en ella, en ser la sangre que recorre las venas-calles de la ciudad, en bombear a la ciudad y jugar a que somos la única parte móvil de todo un universo inanimado de cemento. Y cuando llegamos al verde césped y vemos como los árboles crecen y nos saludan, y tocan el azul-cielo y sentimos la brisa de primavera, recién ahí una se da cuenta de que es humana.
Hoy fue uno de esos días. Mientras caminaba me sentía perseguida, y tarde un tiempo en notar que la sombra que me perseguía no pertenecía a otro que a Mariano.
Es tan hermoso Mariano. Lo vi caminar detrás de mí con unos libros en la mano y lo llamé para que me alcanzara y el dijo que no con la cabeza, en ese momento pensé que era un chiste, pero luego tuve que frenar y esperarlo porque no se dignaba a levantar un ligero trote para alcanzarme mientras yo estaba en movimiento. Me saludó con un beso en la mejilla y en ese momento me pregunte porque lo hacía, fue estúpido pensar eso, era obvio porque me saludaba así. Ay, Mariano siempre camina tan rápido y tan callado! Como si tuviera algún lugar a donde ir, y yo sé que es de esos hombres que salen a la calle buscando algún hecho excepcional que los encuentre, y Mariano los encuentra! Siempre es así. Muchas veces lo detienen pequeños y le hacen preguntas y el responde con dulzura, y les sigue su juego, y si ellos tienen una pequeña rama (o espada) el agarra un palito y comienza a jugar con ellos por un momento hasta que nota que estoy caminando con él y siente vergüenza y me mira y se sonroja y tira el palito y se despide de sus guerreros.
Recuerdo un día que cruzamos por un puente y él me dijo que “bajo este mismo puente” había visto al diablo allí y que la maldad si existe. Soy tan tonta que no entendí lo que dijo hasta que otro día pase a medianoche por allí, y yo también lo vi, entonces me puse a llorar.
Es tan hermoso Mariano. Pero hoy estuvo más taciturno que nunca. Espero que no se sienta mal por lo que nos sucedió. Bueno, no estoy enamorada de él. Espero que no me odie por eso. No existe el amor instantáneo o el amor deseable (yo deseo amar a…) casi siempre me enamoro de hombres que no me interesarían en ningún otro ámbito que no sea en el del amor. Hoy casi ni me hablo y yo ahora estoy triste. No deseo perderlo. No de esta manera. Basta solo con ver sus ojos para notar lo que siente por mí y para que yo me desgarre en deseos de querer amarlo y querer decirle a todo mi ser que al que deben amar es a él, que es maravilloso, que es mi Mariano. Pero no puedo, no funciona así. Y recuerdo el poema que me escribió hace unos años:

“Las mujeres me parecen mí
Excepcionalmente indescifrables
Como signos que perdí
En un libro de extraños rituales,
¿Cómo es posible que
 Para poseer a una mujer
No baste con que la ames?
¡Pero qué dolor que tampoco
Baste con que ella te ame!”

Tiene razón, nunca entendió a las mujeres. Igual no hay que entendernos, hay que aceptarnos. Y ahora el no me va a querer más. No va a ser mi amigo nunca más. Solamente el tiempo le quitara su locura por mí y encontrara los brazos y la cálida respiración de otra mujer y se entregará por completo a ella olvidando así que yo alguna vez he existido. No quiero que suceda eso. Nunca conocí a alguien como él, es irremplazable. Pero aún así el no sabe que yo siento eso, y estaba tan callado hoy, y la brisa estaba tan linda, y él con sus ojos como buscando alguna excusa para irse de mi lado, para no caminar mas conmigo, como si yo fuese como dijo alguna vez él: “Un sol que con solo mirar por mucho tiempo o acercarse demasiado lastimaría a cualquier persona”. Que exagerado! Yo se que ahora quería escaparse por otra cosa, para que no viera lágrimas en sus ojos seguramente. Mejor, no podría haberlo soportado, que esas lágrimas sean MIS lágrimas es horrible. No las merezco. Espero que algún día esas lagrimas sean un lindo poema, Marianito. 

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