Recuerdo el pueblo que se perdía en la llanura,
donde de día el sol iluminaba la vereda
de la calle donde yo caminaba con amargura
intentando y queriendo olvidarme de ella.
Recuerdo la luna iluminando de azulado
los arboles de la plaza donde crecí,
plaza que alguna vez fue un gran escenario
donde nuestro amor jugaba con frenesí.
Recuerdo la esquina donde le fallamos
al destino, que deseaba vernos juntos,
esa esquina donde en un segundo terminamos
todo lo que construimos, nuestro mundo.
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